viernes, 14 de junio de 2013

Objetivo: sobrevivir


Cuando crecemos, llegan hasta nosotros ciertas aseveraciones sobre moda que interiorizamos y que permanecen durante largo tiempo.  Nos dicen “rosa y rojo, daña al ojo”, “los zapatos deben ir a juego con el bolso”, “nunca combines verde y azul”, “diferentes tipos de vaquero no deben ponerse juntos”, “no deben mezclarse distintos estampados”.
Llegas a estilismo con todo esto en la cabeza y te postulas como la paleta mayor del reino. Poco a poco se te va educando la vista, y con ello el gusto. Te das cuenta de que eres medio daltónica y no diferencias bien el marino del negro. Ves 8 colores, como los ordenadores antiguos, y te pierdes entre los doscientos tipos de beige: crudo, blanco roto, blanco sucio, crema…
Tampoco sabes muy bien cómo se ponen la mitad de las prendas que pasan por tu mano, pero repites en tu cabeza como un mantra “el ser humano es muy adaptable, el ser humano es muuuy adaptable, el ser humano es muuuuuy adaptable”. Objetivo: sobrevivir.
Aparece por la puerta un reportero con prisas. Le mandan a cualquier lugar a cubrir un directo y necesita una camisa.
-          ¿Qué talla tienes?- pregunto intentando ganar tiempo
-          Creo que una 50 de americana, más o menos- responde inquieto
Aprendes dos cosas: la primera es que la mitad de la gente no tiene idea de la talla que tiene, la segunda es que cuando alguien aparece por sastrería buscando algo de ropa, tú debes de ser el menor de sus problemas. Así que me dirijo al fondo del almacén de vestuario y busco desesperada una camisa de la talla 50. Leo talla 40, talla 39, talla 5, talla 43. Parece que las americanas y las camisas no tienen la misma numeración. Decido sacarle una al tuntún, una 40 por ejemplo. Acierto. ¡Estoy salvada!
-          Lo que pasa es que estaba buscando otra cosa. ¿No tienes alguna que tenga el cuello tipo italiano?- dice el reportero mientras se mira al espejo con una mueca
La siguiente vez que se compran las revistas de moda te las comes. Buscas ponerte al día. Te bajas de internet varias tablas con equivalencias de tallas. Recabas información de tus compañeras. Deseas no quedarte nunca más sola en sastrería y tener que confesarle al reportero ante tu manifiesta inutilidad, “soy una impostora. En realidad estudié periodismo, como tú”. Pero tu objetivo es sobrevivir, y tu estrategia es pasar inadvertida. Nada de confesar.   
Con el tiempo desarrollas herramientas útiles, como el “vente conmigo, ayúdame a elegir” o sacar mucha ropa, que con algo acertarás. Vas perdiendo el pánico a quedarte sola, ganando capacidad resolutiva y dejando crecer un precioso morro. Cuando te das cuenta todas las informaciones sobre moda que tenías en la cabeza han desaparecido. Has desaprendido y estás improvisando. Y es entonces cuando la magia ocurre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario