jueves, 27 de junio de 2013

Peticiones del oyente

Durante mis primeros días en sastrería el televisor siempre estaba encendido y con sonido. Las chicas discutían alrededor de la mesa de corte si era o no justa la condena de aquel, si creían que el invitado de turno decía la verdad, si la madre que lloraba a su hija en directo parecía destrozada o fría y por tanto culpable… Todo es debatible en sastrería, eso es una regla universal.
Yo venía de un lugar donde trabajábamos con música de fondo, con los roncanroles de Nacho, los hits de Estefi, los reggaetones de Alberto, los clasicazos de Luisón o las listas para cada ocasión de Dani.  Se conversaba de lo buena que estaba aquella o de viajes y aventuras pasados y venideros. Los días discurrían entre risas y videos de Youtube, y al marchar llevé conmigo parte de aquella alegría Videoreportera y de sus costumbres.
Llegar a Antena 3 y sentarte en tu puesto de trabajo. Frente a ti la pantalla de un ordenador. Sobre tu cabeza un televisor con esa incansable voz anunciando desgracias, recetas o paneles del espectador. Las chicas conversan de los niños, de operadas, de rencillas, de los buenos tiempos en la tele, de la crisis, del paro y de las externalizaciones. Otra generación, pensé, con otros problemas.
Empecé a poner música poco a poco y a pesar de la resistencia inicial acabaron por aficionarse. Pinché grandes éxitos de Led Zeppelin, de Deep Purple o Janis Joplin pensando que los 70 podían ser nuestra década en común, pero el experimento acabó cuando Janis fue comparada con un gato moribundo. Entonces nacieron las peticiones del oyente.
Sorprendidas por que pudiera sacar del ordenador cualquier canción que estuviera en sus mentes con solo canturrear un poco comenzaron a pedirme los temas de sus guateques. La música descubrió sus juventudes y sastrería se llenó de historias antiguas y recuerdos. Afloró la Carmen soñadora de Bob Dylan y Serrat, la Patri rockera de Los Burning y Springsteen o María Jesús y las canciones populares. Las había con gustos más actuales como Paz. Las había místicas como Bego. Las había melómanas como Beni. Las había fiesteras como Sagrario, a quien le valía cualquier cosa que se pudiera bailar.
Y me di cuenta de que en el fondo no eran ellas las marcianas si no yo, que había aterrizado con mis 22 años, mis vestidos de flores y mi música antigua.  

miércoles, 26 de junio de 2013

Trucos de la tele: la presilla del sujetador


 
¿Alguna vez has visto como se te sale el tirante del sujetador y te arruina el look? ¿sabes por qué a las presentadoras no les pasa eso? Por este sencillo truco.
 
 
Con una cinta, un par de automáticos y unos minutillos puedes solucionarlo. Es especialmente útil para los cuellos tipo barco, muy pronunciados.

¿Te animas?

martes, 25 de junio de 2013

Cuando la becaria se va

A la izq. Raquel, la becaria que se marcha.
A la dcha. Paloma, la becaria que llega.
 
 
Ana, Ester, Cristina, Clara, María, Diana, Alicia, Lucía, Patricia, Raquel, Paloma… Por aquí ha pasado una ristra de becarias de todos los tipos y colores, de todas las escuelas de moda e imagen de Madrid, de todos los puntos de España.
Todas comparten la misma ilusión inicial, las mismas ganas, la misma fascinación por el mundo de la tele. Llegan y todos los platós les parecen pequeños,  se sonrojan cuando se cruzan con Jorge Fernández por los pasillos.  Unas quieren dedicarse al estilismo, otras ser diseñadoras o coolhunter. Las hay incluso que quieren dedicarse a la asesoría de imagen o el maquillaje. Y un buen día aterrizan aquí, con su mejor ropa y su mayor sonrisa.
Vas a buscarlas a la puerta de Antena y las guías a través de los laberínticos pasillos de camino a sastrería. Entonces les dices “tus prácticas se van a desarrollar sobre todo aquí, en el almacén de vestuario, conmigo”. Y observas como se les tuerce el gesto aunque siguen sonriendo. El almacén no tiene mucho glamour, lo sé, “pero si tienes los ojos bien abiertos, en sastrería podrás aprender tanto como te propongas”.
Es irónico tener una becaria cuando tu edad dista muy poco de la suya, pero te acabas acostumbrando. Creas una rutina para facilitaros la vida, haces planos de la distribución de la ropa y un cuadro con la distribución de los presentadores.  Insistes en la importancia de colocar cada cosa en el lugar correspondiente.  Intentas ir poco a poco con el programa de gestión de almacén para que no se aturullen. Pero el primer día siempre se agobian y se quieren llevar los apuntes a casa para estudiarlos.
Chill out, pongamos música para relajar. “¿Y tú qué escuchas?”. La respuesta es definitoria de cada una de ellas: reggaetón, bakalao, música comercial, y aquellas grandes sesiones musicales patrocinadas por Diana. Las hay incluso que afirman no escuchar nada más que los 40 principales. Pero todas coinciden que con música se trabaja mejor. Te las llevas por Antena y les haces la tournée. Visitas el plató de La Ruleta y el de Espejo Público. Se quedan fascinadas con los camerinos de los presentadores, con el plató de informativos y con lo gigantesco de Antena 3. Te dicen que parece una ciudad. Sonríes porque sabes que, en realidad, no les has enseñado ni una octava parte.
Con el tiempo los burros dejan de vivir en el caos y comienzan a tener la ropa que les corresponde. Acaban desentrañando los secretos del ordenador  y actúan con normalidad cuando ven un famoso. Dejan de tener miedo a coger el teléfono y salen a los pasillos a repartir la ropa a los camerinos y famosear. Aprenden, maduran, se hacen a la vida de sastrería. Vives con ellas el estrés de sus exámenes, sus tutorías inoportunas, sus trabajos finales. Intentas que recuerden con cariño la época en la que trabajaron aquí, facilitándoles la vida siempre que está en tu mano.
Y entonces se van. Recibes la noticia con una mezcla entre tristeza y esperanza. Les deseas lo mejor de corazón. Esperas que su talento sea apreciado allá afuera y que encuentren un lugar donde poder desarrollarlo. Quieres que sean fuertes, que luchen, que tengan una vida laboral digna: esa vida que ningún joven tenemos comprada por más formados que estemos.
Y entonces te pasan el currículum con el nombre de una nueva becaria, que aún no te dice nada. Vas a buscarla a la puerta y la guías por los laberínticos pasillos de Antena.  Viene con su mejor sonrisa. Antena le parece enorme, como una ciudad. Sonríes.

lunes, 24 de junio de 2013

Moiré: el enemigo invisible

El moiré (lease muaré) es un efecto óptico que complica sobremanera la vida de las estilistas. Según la santa Wikipedia es “un patrón de interferencia que se forma cuando se superponen dos rejillas de líneas con un cierto ángulo, o cuando tales rejillas tienen tamaños ligeramente diferentes.” Vamos, esto.
 
 
La expresión procede de una clase de seda que producía este efecto por la estructura de su composición. Generalmente no se aprecia a simple vista pero sí a través de la pantalla. Podemos hacer un experimento a través del visor de una cámara enfocando una prenda u otra pantalla.
Se produce con estampados pequeños, rayas finas o tejidos con tramas muy visibles. Generalmente se prueba por cámara antes de poner la prenda, pero como depende tanto de la calibración de la cámara y la luz del momento algunas veces se nos cuela. El moiré puede estar acechando tras la prenda más inofensiva.
Cuando aparece algún presentador con una prenda que hace moiré todo el mundo te lo hace notar, generalmente demasiado tarde: el cámara, el de sonido, la de maquillaje, el presentador, la que está viendo la tele y sabe lo que es. ¿Y qué haces después con esa prenda? La destierras al fondo del almacén donde probablemente otra ilusa la rescate y vuelva a iniciarse el ciclo.

Una estilista frente a un espejo moviendo la prenda y entornando los ojos con un gesto extraño está simplemente intentando identificarlo. Las prendas sospechosas se acumulan durante unos días hasta que una enviada especial (o corresponsal de guerra, depende del día) las reúne todas y se sube al plató de informativos a pedir esa prueba de cámara.
¿Y por qué es considerado un enemigo? Porque una vez que aparece en pantalla no puedes dejar de mirarlo. Su efecto hipnótico hace que dejes de prestar atención a las palabras del presentador y solo veas moiré, moiré de moiré con moiré.
 
 

viernes, 21 de junio de 2013

El carrito demodé


 
Había una vez un carrito precioso que vivía en la puerta de sastrería. Su estructura pintada de blanco se había descascarillado con el tiempo y ahora parecía un pobre cacharro abandonado. Sin embargo aún lucía un vistoso raso azul con unos lazos que conformaban una preciosa cesta contenedora.

Él no recordaba cómo había llegado hasta allí pero tenía claro que ahora era un objeto demodé. El único objetivo de su vida era ayudar a estilistas y sobre todo a sastras (su gran debilidad) a transportar ropa y zapatos de un lugar a otro. Durante su vida había recibido varios nombres: el papamóvil, el sastramovil, el carrito de los helados Sin embargo hacía ya un año que apenas salía a recorrer los pasillos de Antena 3.

Recordaba una sastra que lo quiso de verdad. Por las mañanas lo subía a la mesa y cuidadosamente retiraba los hilos enganchados de sus ruedas. Después lavaba la cesta de raso y se la volvía a poner con esmero. Lo paseaba por todas partes e incluso, a veces, le dejaba pasar la noche en algún camerino. Era lo primero que recogía por la mañana y se enfadaba mucho si otra sastra se lo quitaba. Algunas se peleaban por él, pero cuando esta sastra se fue la vida del carrito cambió.

De las cuatro que quedaron tan solo había una que lo usaba. Las otras decían que parecía un carrito de feria, que le faltaban las luces y el espumillón. Alguna, incluso, se negó absolutamente a ser vista con semejante aparato. Y era verdad que llamaba la atención, eso no se puede negar.  Por lo que le había parecido entender escuchando las innumerables conversaciones que inspiró, ser visto con él significaba algo así como degradar la profesión de quien lo llevara.

Y entonces fue cuando se dio cuenta de que el problema no era suyo si no de las sastras. En algún lugar de sus conciencias había un sentimiento de no ser suficientemente valoradas. Había una línea demasiado delgada entre lavar, planchar y coser la ropa de los demás y el servilismo. Por eso ellas intentaban destacar trabajando duro, haciendo grandes transformaciones en la ropa, siendo resolutivas y profesionales. Pero detestaban agacharse a atar zapatos delante de otras personas. Eso no es una sastra, decían, eso es un mayordomo.

Por eso el carrito decidió liberarse de aquella carga. No era un problema exclusivamente suyo el no ser valorado como debía. Dejó de añorar el pasado y comenzó a observar la vida del premontaje, a la gente que pasaba por allí con prisas y se preguntaba qué sería aquel aparato de raso azul.

jueves, 20 de junio de 2013

Probando, probando

MªJosé Sáez, presentadora del informativo matinal,
probando con Mª José, estilista


Desde fuera el oficio del estilismo parece de lo más sencillo. Vestimos a personas bien parecidas con una talla pequeña y a las que todo les sienta bien. Sin embargo eso se percibe gracias, también, al trabajo de vestuario.

La presentadora más guapa del momento no tiene por qué ser la más fácil de vestir. Puede ser muy alta y tener un talle demasiado largo para la ropa normal, o tener el pecho más grande de lo que le correspondería. Puede tener la cintura poco pronunciada, o estar muy delgada, o tener cartucheras. Al final son mujeres de verdad, preciosas pero reales, y que no difieren tanto de las mujeres normales.

El trabajo de la estilista es buscar la proporción en el cuerpo de la gente, sea de la talla que sea. Se tiende a poner colores más oscuros en la parte más ancha de forma que los más claros y vivos pronuncien la parte más pequeña, y se equilibren visualmente. La sastra va tomando arreglos durante la prueba para adaptar la prenda al cuerpo. Los entalles y los bajos de pantalón o falda están a la orden del día, pero otras veces tienen que vérselas con prendas para transformar por completo.

 
 
Las prendas demasiado sueltas o con pliegues no suelen favorecer demasiado en televisión ya que crean volúmenes innecesarios. Tampoco es muy recomendable ir demasiado ajustado por las marcas poco favorecedoras que se generan al sentarse.  Los presentadores deben estar pendientes de su postura frente a la cámara, procurando estar siempre derechos.

A diferencia de lo que ocurre en informativos, en los programas que duran varias horas entran en juego otros factores. Con un presentador que esté en movimiento se aprecia más la caída de la tela y la forma de las prendas. También hay que tener en cuenta los tejidos y buscar aquellos que no se arrugan y tienen buena calidad.

Y todo esto, debe ser conjugado con la moda, con los gustos personales de la presentadora, los presupuestos y la línea de imagen de la cadena: todo un reto.

miércoles, 19 de junio de 2013

¿Cuántos colores eres capaz de diferenciar?


Hablar el mismo idioma que tus compañeras de trabajo es importante. Durante los primeros días de me pidieron un cuerpo crudo y casi me da un telele. Días después descubrí que había cientos de nombres de colores y que parte de mi trabajo consistía en describir prendas. Entonces lanzaba la pregunta al aire.

- Chicas, ¿esto de qué color es?
 - Eso es verde azafata- dice una
 - ¿Cómo va a ser verde azafata? Existe el azul azafata, pero ¿el verde azafata? Si acaso sería petróleo- dice otra
 - ¿Entonces qué pongo? ¿Verde o azul?

Después de llevar un tiempo en estilismo mis amigos desarrollaron un nuevo divertimento a mi costa: preguntarme de qué color son las cosas, y reírse con las respuestas como si fueran un chiste.
Por eso hoy os propongo este juego. Tapad la parte derecha de la tabla que veréis más abajo e intentad identificar todos los colores que podáis. Os anticipo que esto es un tema de polémica en sastrería. Más abajo encontraréis los resultados a este test superpopero.

Vamos allá

1   HIELO
2   GRIS PLOMO
3   GRIS MARENGO
4   TOPO
5   CAQUI
6   SALMON
7   CORAL
8   BURDEOS
9   VINO
10   LILA
11   MALVA
12   VIOLETA
13   MORADO
14   TABACO
15   CAMEL
16   PISTACHO
17   VERDE HOJA
18   VERDE MENTA
19   MOSTAZA
20   VERDE AGUA
21   PETRÓLEO
22   MARINO
23   AZUL KLEIN
24   TURQUESA
25   CELESTE
26   BERENJENA
27   FUXIA
28   VAINILLA
29   CRUDO
30   NUDE
 

RESULTADOS

De 0 a 10 aciertos- El descastado de la moda
Eres completamente ajeno al mundo de la moda, un descastado, un nerdy, estas completamente out. Vamos, como yo al principio. Menos mal que gracias a este blog podrás aprender mucho sobre estos temas, o al menos a aparentarlo para poder pasar desapercibido en una conversación de fashionistas. Esta tabla debe ser un must en tu vida y deberías utilizar estos términos cada vez que te acuerdes. Veras que risas. 

De 10 a 20 aciertos- más allá del clarito y oscuro
Tienes un buen nivel de reconocimiento colorimétrico y no hubieras caído en el rito de iniciación del cuerpo crudo. Felicidades. Pero aun te queda mucho por aprender, pequeño padawan. Te recomiendo que sigas regularmente este blog para que puedas ampliar tus conocimientos y acabes siendo una preciosa flor de tweed.


De 20 a 30 aciertos- PANTONE-MAN
Hay dos posibilidades. La primera es que seas un crack absoluto. Te sugiero que pruebes con el catálogo de PANTONE y si eres capaz de ponerle nombre a todos, deberías ir a ver a Sobera al programa de Los Increíbles y llamar después a los de los record Guiness. Te auguro un futuro prometedor.
La segunda posibilidad es que seas un compañero de profesión y estés leyendo este blog. Has jugado con ventaja y has discutido sobre el tono y el acierto de los colores de la tabla. Añadirías bastantes más colores, o cambiarías el nombre de los que están. Tu también eres bienvenido a este blog e invitado a leerlo siempre que te apetezca, ¡aunque sea para criticarlo!

martes, 18 de junio de 2013

Sicilia, 1900


 
Sicilia, 1900. Así comenzaban todas las historias de Sagrario, ex-estilista y ex-sastra de Antena 3. La mayoría de ellas se sitúan entre 1990 y el 2000, cuando la cadena estaba naciendo y se hacía la tele de antes. Eran los tiempos de las galas, de los cuerpos de ballet, de los telemaratones,  de los grandes programas con nutridos equipos. La mayor parte de mis compañeras comenzaron su carrera entonces.
Por lo que cuentan eran tiempos maratonianos, de incansables horas confeccionando y corriendo de aquí para allá. En mi infancia disfrutaba frente al televisor de casa con una gran admiración, la misma que me hizo querer dedicarme a los medios de comunicación. Recuerdo con ternura El Club Megatrix de los sábados por la mañana,  Menudas estrellas y mi hermana intentando convencer al noviete para ir a interpretar Pimpinela. Recuerdo El Gran Juego de la Oca y lo contentas que nos poníamos cuando algún concursante se las tenía que ver con Flequi. También éramos incondicionales de Sorpresa Sorpresa, y de las llantinas de mi abuela con las historias de reencuentros,  mientras decía orgullosa que la Gemio era de su pueblo. Recuerdo también Farmacia de guardia,  La Parodia Nacional o Furor.
Cuando mis compañeras me hablan de estos programas lo hacen de las prisas, de los vestidos que improvisaban en los últimos cinco munutos antes del directo, de las interminables jornadas de trabajo, de los viajes de un estudio a otro cargadas como burros, de las licras y el sparling, de las risas alrededor de la mesa de corte. En aquellos tiempos Antena 3 era un hervidero de gente joven entregando lo mejor de sí para sacar adelante una televisión diferente, fresca, atrevida. Las estilistas diseñaban vestuario para cada cuerpo de baile y las sastras lo plasmaban en coloridas telas en un tiempo record. Era un desafío continuo, una forja de grandes profesionales. Dicen que trabajaban a destajo pero todas lo recuerdan con una sonrisilla melancólica por lo que saben que nunca volverá.
Hoy todos tienen 20 años más, sus vidas han cambiado y la forma de hacer televisión también. Los programas tienden a la sencillez y a presupuestos cada vez más ajustados. Sastrería se ha vaciado de telas y hoy apenas se diseña ni se confecciona.  Cuando me cuentan todas esas historias siempre llego a la misma conclusión: hubiera deseado vivir esa tele desde dentro, disfrutar de la acción, la ilusión y de Sicilia, aunque todo lo que me quedase hoy fueran los restos del naufragio.

lunes, 17 de junio de 2013

Reciclando una corbata antigua

La mayor parte de la ropa que llevan los presentadores de Antena 3 es propiedad de la cadena y se guarda en un gran almacén. En él podemos encontrar algunas prendas maravillosas y de gran calidad pero algo pasadas de moda. Estrenamos la sección Reciclando, donde os enseñaremos como sacar partido a aquellas prendas que os da pena tirar.
 
Hoy, os mostramos un truco sencillo pero muy útil y con resultados más que satisfactorios. Reciclaremos una corbata antigua, de pala demasiado ancha, y sacaremos un pañuelo para solapa y un cinturón, todo unisex.
La idea procede de Cristina, estilista de Espejo Público e informativos. Podéis visitar su blog en http://krissors.blogspot.com.es/. Carmen, la sastra de Espejo Público, es quien ejecuta la idea y por tanto una artista en la materia, ya que hace estas transformaciones con frecuencia. Aprovechan así estampados bonitos, y consiguen pañuelos exclusivos que no se pueden encontrar en ninguna otra parte.
 

 

 




En las imágenes de arriba, pertenecientes al programa Espejo Público, podemos apreciar uno de estos pañuelos en la solapa de Albert Castillón, y otra manera de utilizar la corbata como cinturón sin necesidad de cortarla, tal y como lo lleva Susana Griso.
Os dejamos más abajo un pequeño tutorial fotográfico, para que podáis apreciar el proceso.



Y este es el vistoso resultado.

 
 
 

viernes, 14 de junio de 2013

Objetivo: sobrevivir


Cuando crecemos, llegan hasta nosotros ciertas aseveraciones sobre moda que interiorizamos y que permanecen durante largo tiempo.  Nos dicen “rosa y rojo, daña al ojo”, “los zapatos deben ir a juego con el bolso”, “nunca combines verde y azul”, “diferentes tipos de vaquero no deben ponerse juntos”, “no deben mezclarse distintos estampados”.
Llegas a estilismo con todo esto en la cabeza y te postulas como la paleta mayor del reino. Poco a poco se te va educando la vista, y con ello el gusto. Te das cuenta de que eres medio daltónica y no diferencias bien el marino del negro. Ves 8 colores, como los ordenadores antiguos, y te pierdes entre los doscientos tipos de beige: crudo, blanco roto, blanco sucio, crema…
Tampoco sabes muy bien cómo se ponen la mitad de las prendas que pasan por tu mano, pero repites en tu cabeza como un mantra “el ser humano es muy adaptable, el ser humano es muuuy adaptable, el ser humano es muuuuuy adaptable”. Objetivo: sobrevivir.
Aparece por la puerta un reportero con prisas. Le mandan a cualquier lugar a cubrir un directo y necesita una camisa.
-          ¿Qué talla tienes?- pregunto intentando ganar tiempo
-          Creo que una 50 de americana, más o menos- responde inquieto
Aprendes dos cosas: la primera es que la mitad de la gente no tiene idea de la talla que tiene, la segunda es que cuando alguien aparece por sastrería buscando algo de ropa, tú debes de ser el menor de sus problemas. Así que me dirijo al fondo del almacén de vestuario y busco desesperada una camisa de la talla 50. Leo talla 40, talla 39, talla 5, talla 43. Parece que las americanas y las camisas no tienen la misma numeración. Decido sacarle una al tuntún, una 40 por ejemplo. Acierto. ¡Estoy salvada!
-          Lo que pasa es que estaba buscando otra cosa. ¿No tienes alguna que tenga el cuello tipo italiano?- dice el reportero mientras se mira al espejo con una mueca
La siguiente vez que se compran las revistas de moda te las comes. Buscas ponerte al día. Te bajas de internet varias tablas con equivalencias de tallas. Recabas información de tus compañeras. Deseas no quedarte nunca más sola en sastrería y tener que confesarle al reportero ante tu manifiesta inutilidad, “soy una impostora. En realidad estudié periodismo, como tú”. Pero tu objetivo es sobrevivir, y tu estrategia es pasar inadvertida. Nada de confesar.   
Con el tiempo desarrollas herramientas útiles, como el “vente conmigo, ayúdame a elegir” o sacar mucha ropa, que con algo acertarás. Vas perdiendo el pánico a quedarte sola, ganando capacidad resolutiva y dejando crecer un precioso morro. Cuando te das cuenta todas las informaciones sobre moda que tenías en la cabeza han desaparecido. Has desaprendido y estás improvisando. Y es entonces cuando la magia ocurre.

jueves, 13 de junio de 2013

Pero la ropa de los presentadores ¿es suya?

Decir que trabajas en estilismo de Antena 3 da caché, eso no lo podemos negar. Sin embargo el trabajo de este departamento es algo bien desconocido para el resto de los mortales. La gente no tiene muy claro si los presentadores van vestidos de sí mismos, si los colaboradores o reporteros también, si la ropa la compran o la ceden, si se la quedan los presentadores o se almacena en alguna parte…
Empecemos por el principio. El trabajo de estilismo se lleva a cabo entre las estilistas y las sastras de la cadena. ¿De qué se encarga cada una?
La estilista es la persona que compra ropa en las distintas tiendas para los presentadores que tenga asignados. Organiza pruebas de vestuario y devuelve aquello que no sirve a las tiendas. También  habla con distintas firmas de ropa y bisutería, y consigue cesiones. Suele trabajar sobre una línea de estilo definida por la cadena.
Ser estilista en la tele es más complicado de lo que parece. Lo que funciona en la calle puede no resultar nada estético en pantalla. Ellas son un puente entre la imagen de la cadena y las preferencias personales de cada presentadora. Suelen ser astutas, conciliadoras, creativas, adaptables. Están acostumbradas a venderlo bien y a generar confianza.  Son mujeres muy in, al día de la moda, de lo trendy, de los must have y demás neologismos del mundo fashion. Sus enemigos: el moiré y las fluctuaciones físicas de los presentadores.
Por otro lado están las sastras, las artistas antes conocidas como modistas. La gente del gremio siempre se refiere a ellas como sastras pese a que a todos nos da la impresión de que es una palabra incorrecta. Recurramos a la RAE.
sastre, tra.
(Del prov. o cat. sartre, sastre, y este del lat. sartor).
1. m. y f. Persona que tiene por oficio cortar y coser vestidos, principalmente de hombre.
Una sastra se encarga del mantenimiento de la ropa de los presentadores. Además es la responsable de que todo quede bien, retocando, cortando, entallando y transformando cada prenda para que siempre siente como un guante.
La sastra suele ser una mujer resolutiva, activa, creativa, preparada siempre para una carrera inesperada hacia cualquier lugar donde se necesiten sus servicios antes de un directo. Se devanan los sesos intentando adaptar prendas de diseño a cuerpos terrenales.  Sus enemigos: las tensiones de los canilleros, las prisas y las averías inoportunas.
Como muestra, un botón. Os dejo un vídeo célebre de una sastra derrapando, con la aparición estelar de Prado, compañera y sastra de las campanadas 2012/13. Solo podía pasarle a ella, pero eso es historia para otro post.

miércoles, 12 de junio de 2013

Bienvenidos a sastrería


 



Sastrería es un lugar pequeño, situado en el corazón mismo de la tele. Está habitado por cuatro especies diferentes: estilistas, sastras (y no digo sastres a sabiendas), becarias y una almacenera, yo misma.

El espacio está organizado en torno a una gran mesa de corte, llena siempre de papeles, perchas, alfileres, prendas descuartizadas y todo aquello que accidentalmente pasa por aquí. La primera vez que entré aquí se me ocurrió decir: ¿no es demasiado grande esta mesa? ¿No estaríais más desahogadas con una más pequeña? Y aún me recuerdan la ingenuidad de mi comentario.

Llegué aquí hace cuatro años, procedente de un mundo tan ajeno a éste que pensé que jamás podría adaptarme. Para una estudiante por aquel entonces del último curso de Comunicación Audiovisual y Periodismo, todo aquí era marciano. Sustituían por alfileres los clips de toda la vida, hablaban de colores inexistentes, examinaban la imagen de cada presentadora al milímetro...Ellas compran, arreglan, lavan y planchan cada día: un trabajo poco interesante, pensé entonces.

Hoy se que sastrería es un espacio privilegiado en el que puedes apreciar los entresijos de este medio del que todas vivimos hoy. Tenemos contratos temporales, externalizaciones, estrés, crisis y bajada de presupuestos, pero también ilusión, profesionalidad y mucha creatividad.

Con este blog pretendo acercaros al pequeño mundo de la sastrería de Antena 3, que conozcáis desde dentro el departamento de estilismo y os divirtáis con las aventuras y desventuras de este maravilloso lugar.